Ansiedad, el sensor de nuestra vida

La ansiedad es una anticipación de un daño o desgracia futuros, que se acompaña de un sentimiento desagradable y/o de síntomas somáticos de tensión. El objetivo del daño anticipado puede ser interno o externo. Se trata de una señal de alerta que advierte sobre un peligro inminente y permite a la persona que adopte las medidas necesarias para enfrentarse a una amenaza.

La ansiedad es una emoción que surge cuando una persona se siente en peligro, sea real o imaginaria la amenaza. Es una respuesta normal o adaptativa, que prepara al cuerpo para reaccionar ante una situación de emergencia. Por lo tanto, tiene una función muy importante relacionada con la supervivencia, junto con el miedo, la ira, la tristeza o la felicidad. Para preservar su integridad física ante amenazas, el ser humano ha tenido que poner en marcha respuestas eficaces y adaptativas durante millones de años: la reacción de lucha o huida.

Ante una situación de alerta, el organismo pone a funcionar el sistema adrenérgico. Por ejemplo, cuando el organismo considera necesario alimentarse, este sistema entra en funcionamiento y libera señales de alerta a todo el sistema nervioso central. Cuando se detecta una fuente de alimento para la cual se requiere actividad física, se disparan los mecanismos que liberan adrenalina, y se fuerza a todo el organismo a aportar energías de reserva para la consecución de una fuente energética muy superior a la que se está invirtiendo para conseguirla y que normalizará los valores que han disparado esa “alerta amarilla”. En esos momentos el organismo, gracias a la adrenalina, pasa a un estado de “alerta roja”.

El sistema dopaminérgico se activa cuando el organismo considera que va a perder un bien preciado. En esta situación, el organismo entra en alerta amarilla ante la posibilidad de la existencia de una amenaza, que no es lo mismo que cuando la amenaza pasa a ser real, pues en ese caso lo que se libera es adrenalina.

Desde este punto de vista, la ansiedad se considera una señal positiva, de salud, que ayuda en la vida cotidiana, siempre que sea una reacción frente a determinadas situaciones que tengan su cadena de sucesos de forma correlativa: alerta amarilla, alerta roja y consecución del objetivo. Si la cadena se rompe en algún momento y esas situaciones se presentan con ansiedad, entonces el organismo corre el riesgo de intoxicarse por dopaminas o por otras catecolaminas. Esas situaciones ayudan al organismo a resolver peligros o problemas puntuales de la vidacotidiana.

La ansiedad es por tanto, una sensación o un estado emocional normal ante determinadas situaciones y constituye una respuesta habitual a diferentes situaciones cotidianas estresantes. Consecuentemente, cierto grado de ansiedad es incluso deseable para el manejo normal de las exigencias del día a día. Únicamente cuando sobrepasa cierta intensidad o supera la capacidad adaptativa de la
persona es cuando la ansiedad se convierte en patológica, provocando un malestar significativo, con síntomas físicos, psicológicos y conductuales, la mayoría de las veces muy inespecíficos.

Los trastornos de ansiedad suelen verse como algo negativo, como una enfermedad mental, pero a diferencia de otras psicopatologías, podemos considerarlo como una sintomatología que indica un desorden en la vida o dicho de otra manera, si una persona tiene ansiedad en excesivo grado o de forma continua es porque algo en su vida no va bien.

Si se diagnostica un trastorno de ansiedad, el tipo de trastorno o la combinación de trastornos presentes deben identificarse, al igual que cualquier enfermedad coexistente, tales como depresión o abuso de sustancias. En ocasiones, el alcoholismo, la depresión, u otras enfermedades coexistentes tienen un efecto tan fuerte sobre el individuo, que el tratamiento del trastorno de ansiedad debe esperar hasta que las enfermedades coexistentes queden bajo control.

He conocido gente con bastantes problemas que consideraba que la ansiedad era un problema más, pero probablemente no es así, la ansiedad es una vía de expresión de los verdaderos problemas. Entonces, es gracias a la ansiedad que podemos darnos cuenta de que algo no va bien y reenfocar nuestra vida. Es un aviso de nuestro organismo para que tomemos las riendas.

Las causas pueden ser múltiples y incluso una combinación de ellas: traumas no elaborados, aspectos de la vida que se resuelven insatisfactoriamente, desequilibrio entre la parte emotiva y racional al tomar determinadas decisiones vitales….

Frecuentemente el que padece las crisis puede pensar que en su vida todo va bien, que no hay ningún factor que le cree un desmesurado estrés. Así pues nos hallamos delante una causa inconsciente, difícil de identificar y por consiguiente, difícil de abordar sin acompañamiento psicológico.

 

 

El tratamiento de la ansiedad se puede hacer a dos niveles:

  • Afrontamiento de la ansiedad estado.
  • Identificación, descripción y manejo de la causa.

En el primer bloque entrarían todas aquellas estrategias que pueden ayudar al paciente a aliviar y hacer que la angustia no vaya a más en el momento de crisis. La angustia es cuestión de nivel, a veces uno sentirá una leve ansiedad y puede ir aumentándole hasta llegar a una crisis donde el sujeto puede llegar a temblar, tener taquicardias, sentirse paralizado, y en definitiva a pasar un terrorífico mal rato.

Existen, pues, estrategias de relajación, de eliminación del estrés producido por el entorno a corto plazo, y en definitiva, maneras de afrontar la crisis.

Es importante intentar usar la razón en las primeras fases de la angustia como lo es también no estar cansado y haber dormido bien.

Destaco también, que hay que afrontar. Uno no se puede quedar en casa. Muy probablemente, el que ha sufrido un ataque de pánico, tenga luego miedo a estar en el sitio donde le sucedió o en una situación similar, pero para no empeorar con fobias y depresiones hay que superar el miedo y afrontarlo.

Un tratamiento farmacológico por si solo puede hacer desaparecer el síntoma, pero no la causa, entonces al abandonar la medicación la recaída es probable a no ser que el factor causante se haya eliminado por si solo mientras se tomaba la medicación. Por otra parte, al utilizar tratamientos farmacológicos de forma continuada provocamos que nuestro cuerpo deje de ejercitarse en la correcta producción de neurotransmisores de forma homeostática por lo que entramos en un ciclo de dependencia del que costará más salir.

Entonces vemos que suele ser necesaria la identificación de la causa, normalmente con la colaboración de acompañamiento psicológico, para luego poderla abordar y resolver.

Hay que ponerse en tratamiento en manos de un profesional con el que uno se encuentre confortable y confiado. El acompañamiento psicológico está orientado a ayudar a los individuos a mejorar su salud mental, disminuyendo sus sufrimientos y aumentando su capacidad para disfrutar, fomentando el diálogo teniendo en cuenta no solo la ansiedad y sus motivos, sino también ayudando a la persona a que se entienda y rescate sus capacidades para amar y trabajar creativamente.

Las técnicas de manejo del estrés y de meditación pueden ayudar a las personas con trastornos de ansiedad a calmarse y pueden mejorar los efectos de la terapia. Igualmente recomendable es la realización de ejercicio aeróbico como son: caminar, trotar, bailar o danzar, esquiar…

Otro aporte positivo puede ser escuchar mantras aquí os dejo un ejemplo pero en internet puede encontrarse multitud de información, tipos y versiones https://www.youtube.com/watch?v=iG_lNuNUVd4.

Leave a Reply

Your email address will not be published.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.