Después de tantos días sin que el calor nos de una tregua en España conviene pararse a analizar como nos afecta esta situación para entender qué comportamientos, emociones y pensamientos podemos experimentar o estamos ya padeciendo.
El calor sofocante y elevado es un factor altamente estresante para nuestro organismo puesto que tiene que hacer un sobresfuerzo para regular el correcto funcionamiento de nuestras constantes vitales y nuestros procesos internos.
Este trabajo adicional repercute en todo nuestro organismo pero es gestionado fundamentalmente por una parte de nuestro cerebro llamado hipotálamo. El hipotálamo que tiene la función automatizada pero extremadamente importante y compleja de regular la temperatura interna del cuerpo, debe además estabilizar el impacto de la temperatura exterior, a lo que se le suma la regulación del baile de hormonas que se producen para la climatización pero también que se desestabilizan por los efectos del calor.
ALTERACIONES FÍSICAS POR EL CALOR QUE REPERCUTEN EN DESESTABILIZACIONES PSICOLÓGICAS
- El calor como cualquier factor de incomodidad y estrés elicita reacciones corporales de defensa. Es decir, se elevan los niveles hormonales que predisponen a las sensaciones de rabia, enfado y ansiedad. Predispone a la irritabilidad e impulsividad.
Esto tiene un claro reflejo en el número de incidentes violentos tanto callejeros como los episodios de violencia de género. Fenómeno que se ve incrementado por el mayor consumo de alcohol que supone una mayor desinhibición y un mayor nivel de agresividad verbal y física.
- Conlleva también una peor calidad del descanso que repercute en una menor capacidad de atención y concentración diurna y una mayor irritabilidad.
Decisiones más impulsivas y menos acertadas, menor creatividad, mayor incapacidad para concentrarse en la tarea y para la realización de procesos creativos. Menos templanza ante los acontecimientos cotidianos y menos paciencia con uno mismo y con los demás.
- La optimización de los recursos en post de la termorregulación produce inapetencia y apatía y desencadena también estados de tristeza, desánimo y astemia.
El cansancio, la falta de ganas de hacer cosas, el desánimo incluso social pueden producir en personas con tendencia a estos estados de ánimo más melancólicos se instalen en ellos.
SIN ALARMAS PERO CON AUTOCUIDADO
Evidentemente estas tendencias se dan aunque no tienen porque llegar a los grados extremos para la gran mayoría de las personas. En esto como en cualquier cuestión que uno conoce y puede anticipar la prevención y el autocuidado es fundamental.
- Esencial la hidratación con agua
- Muy importante intentar hacer deportes adecuados fundamentalmente nadar y pasear cuando a primera hora de la mañana o cuando caiga el sol.
- No exponerse inecesariamente al calor. Programarse el día para aprovechar las primeras horas de la mañana o las últimas horas de la tarde para hacer recados, deporte, gestiones, etc.
- Intentar no tomar decisiones importantes o sin retorno sin pensarlas tranquilamente tras una ducha fresca, buena hidratación y algo de descanso.
- Procurar ser benevolentes con nuestro cuerpo y nuestra mente. Darnos más descansos a lo largo de desempeño de las actividades, ser conscientes de que es probable que nuestro tiempo de ejecución sea más elevado que normalmente, repasar las tareas que sean muy importantes para evitar olvidos o equivocaciones, recompensarnos con descanso después de un esfuerzo.
- Cuando nos sintamos irritados o iracundos tomarnos un espacio para calmarnos. Separarnos de las situación y darnos una ducha fresca, nadar, etc y procurar así cambiar la emoción.
- No conducir o realizar actividades en las que la falta de concentración suponga un riesgo durante muchas horas de continuo.
- Intentar compensar la ausencia de sueño nocturnos con una siesta corta. No superior a 45 minutos para no cambiar los ciclos y producirnos insomnio nocturno.